La orina española, gloria de Roma

Viriato y sus faldas.

Viriato y sus faldas.

Podéis darle un dulce, dulce beso a vuestra pasta de dientes y hacerle un altarcillo a Colgate. Para vosotros, amados lectores desquiciados con la higiene, sería algo bien jodido vivir en el glorioso Imperio Romano. Imaginaos a Buntalos, celtíbero aficionado a las carnes de lechón y cabra, con ganas de miccionar después de un banquete profuso. Imaginaos esa micción mezclada con la de sus vecinos Magavarico, Lubbo, Avaro y Redukeno. Imaginaos el conjunto macerándose durante meses en tinajas, removidas en las galeras azotadas por las tormentas mediterráneas o agitadas con el traqueteo del carro en las calzadas con destina a la gloriosa Roma. E imaginaos a una señorona patricia comprando encantada el conjunto a un mercader que le dice como publicidad: «Hey, que viene de Hispania».Y todo ello para usar la meada del gordo, del ceboso Buntalos, para lavarse los dientes.

Es relativamente conocido la solución romana para la higiene dental, pero menos, o yo no lo conocía, que había cierto buqué en todo esto y la orina de los pueblos hispanos de la época eran consideradas excelentes. Lo que no está del todo claro es la procedencia de la costumbre, algunos señalan que fueron los francos aunque otros dicen que tuvo origen en la propia Celtiberia, algo que bien podría estar en el origen del «qué inventen ellos».
Hay un poema curioso, que encontramos en la wiki, del poeta Cayo Valerio Catulo, metiéndose con un tal Egnatius, que al menos señala el meado bucal como una costumbre muy propia de la celtiberia:
Egnatius, debido a que el tiene dientes blancos,
sonríe todo el tiempo. Si eres demandado
en el tribunal, cuando el abogado señale lagrimas,
el sonríe: si estas de duelo en la pira
de piadosos hijos, la solitaria madre llorando,
el sonríe. Lo que sea, donde sea,
haga lo que haga, el sonríe: el se enferma,
ni cortes, yo diría, ni encantador.
Por tanto le recuerdo, de mi, buen Egnatius.
Si tu fueras un sabino o tiburtino
o un gordo umbro, o un regordete etrusco,
o un lanuviano de oscuros dientes, o del norte de Po,
y yo mencionaré mi propia veronesa también,
o quien sea limpie más religiosamente sus dientes,
Aun quiero que no sonrías todo el tiempo:
no hay nada mas tonto que sonreír tontamente.
Ahora, eres celtibérico: en el país de Celtiberia,
lo que cada hombre mea, lo acostumbra utilizar para cepillar
sus dientes y sus rojas encías, cada mañana,
de modo que el hecho de que tus dientes están tan pulidos
solo muestra que estás más lleno de pis.

No todo en el mundo clásico iba a ser ironía fina, joder.

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